Abdominales. Cintura. Abdominales. Cintura. Bótox. Fama. Liposucción. Tienes 53 000 mensajes sin leer. One more time. Abdominales. Power boost. One more time, we’re gonna celebrate. La semana pasada utilizaste el dispositivo un 238 % más. Body pump. El búho está triste. And you know I can’t fake it. Pilates. Decathlon. ¿Querías decir “cómo triunfar en onlyfans”? Algo pasa con Mary. Y am my own work of art. Hace 92 semanas de la última copia de seguridad. Protein cookie. Energy bar. Oh boy you looking like you like what you see.

Como artista residente del TNT, Alba Rihe ha decidido fijarse en cómo el imperativo cultural de la hiperproducción y la turboidentidad acaba convirtiéndonos en cuerpos orquesta. Suspendidas en la cuerda floja entre cómo nos ven y cómo queremos que nos vean, acabamos cayendo en la red de la hiperactividad y el autobombo. Lo más importante es que estemos siempre divinas, por más que tengamos que autoexplotarnos. La clase precaria va al paraíso.

Con esta pieza, Alba asume el reto de crear un solo lleno de humor e ironía, en el que se propone deconstruir la figura de la diva y cambiar nuestra manera de entender el éxito y la fama. Porque las divas no dejan de ser una versión profana de la divinidad, al mismo tiempo que son carne de sacrificio. En Gatzara, Alba oficia una especie de autopsia festiva del cuerpo de esta divinidad profana, una disección carnavalesca donde confluyen mitos, canciones y estiramientos de bíceps.

El peso de la autoexigencia transita por otras piezas del festival, como Calidoscòpica, de Sònia Gómez, o Los inescalables Alpes, buscando a Currito, de la Chachi. Gatzara pone sobre la mesa la politización del yo ante la mirada que lo construye, un tema que también tratan Mariona Naudin (Songs for the bitch witch women) e Ira Brand (Ways to Submit). ¿Nos exigiríamos tanto si no nos sintiéramos permanentemente observadas?