Vivimos en un mundo contradictorio. Al mismo tiempo que los gurús de Sillicon Valley dictaminan una tecnología cada vez más acelerada, sentimos nuestra acción cada vez más lenta. Cuantos más derechos y libertades parece que conquistamos, más nos faltan. Cuanto más respeto y diversidad se defienden en las aulas, más odio e intolerancia encontramos en la calle. La crisis climática, el secuestro de la vivienda, el auge rampante del neoliberalismo… por todas partes se multiplican las amenazas y la promesa de un futuro que se oscurece cada día.

En estas condiciones, ¿de dónde sacamos la fuerza para seguir luchando? ¿Dónde podemos encontrar la alegría? Durante su residencia en el TNT, Javier Hernando se ha dedicado a recopilar cuidadosamente un archivo de gestos poéticos y políticos del pasado, pequeños actos de desafío o rebeldía que, a pesar de no haber cambiado el mundo, algo sí cambiaron. Los plasma en un espectáculo humilde y desnudo, en forma de conferencia performativa, con el objetivo de estimular la curiosidad y recuperar los ánimos perdidos. Ante la lenta cancelación del futuro, la alegría del pasado.

Una de las crisis que atraviesa la pieza de arriba abajo es la de la vivienda y, de hecho, uno de los problemas de fondo al que se enfrenta Javier es la pregunta por el hogar, en un mundo cada vez más inhóspito. No solo en un sentido material, sino también especulativo: el hogar como un lugar donde podemos existir y como una forma de explicarnos. El hogar como un lugar de donde nadie nos puede echar. Extraña alegría quiere invocar ese tipo de hogar, desde el convencimiento de que, a nuestro alrededor, hay muchos más gestos de resistencia y coraje de los que creemos y vemos, y que no nos necesitan para existir, pero nosotros sí los necesitamos para seguir vivos.

En Extraña alegría se enlazan gestos que unen tiempos y espacios diferentes. Es a través de la disparidad que puede nacer el diálogo. Encontramos invitaciones parecidas en La fuerza de la gravedad, de Martín López Cárdenas, Fasting Girls, de Marta Azparren o Shrek, kebabs i la caiguda de Iugoslàvia, de Eduard Olesti.