En los Juegos Olímpicos de Invierno de 1998, la patinadora artística Surya Bonaly logró un hito histórico: dar un salto mortal hacia atrás y aterrizar sobre un pie. Esta figura está prohibida en las competiciones profesionales de patinaje artístico por el alto peligro que comporta, y es también la inspiración para este solo que la coreógrafa Marta Izquierdo presenta en el espacio público, interpretado por Éric Martin, uno de sus más fieles colaboradores, con quien comparte una pasión: el patinaje. Si para Marta los patines eran una vía de escape y libertad durante su juventud en Carabanchel, para Éric estaban vinculados a una carrera deportiva de alto nivel que quedó bruscamente truncada después de una grave lesión.

Curiosa por naturaleza, a Marta le gusta explorar las diferentes capas vitales de las personas con las que baila y no entiende los cuerpos como instrumentos, sino como personas cargadas de experiencias, sueños y miedos. Todas estas capas confluyen en Flip, una pieza sorprendente que mezcla códigos de la Comedia del Arte, la danza contemporánea, el teatro y el deporte, y que nos acerca a la personalidad de Éric mientras baila sobre patines: un bailarín excepcional y raro que, a sus casi sesenta años, conserva la energía juvenil y una sensibilidad muy especial.

A partir de los elementos autobiográficos que se dan cita en la pieza, Marta entiende Flip como un salto hacia atrás metafórico que nos desplaza en el tiempo y que termina hablando de un tema tan universal como el miedo: desde el miedo a dar un salto mortal y lesionarse hasta el miedo al paso del tiempo. En un momento en que el miedo y la vulnerabilidad se han convertido en un arma de los partidos de extrema derecha, es más necesario que nunca recordar que el miedo y el deseo siempre han estado íntimamente vinculados, y que el miedo no tiene por qué convertirse en parálisis.

Flip, como Analphabet de Alberto Cortés, nos recuerda que, a veces, lo que más amamos es lo que más daño puede hacernos. Pero también nos anima a amar sin fisuras, con locura y sin miedo, y a convertir el atrevimiento y la complicidad en un poder compartido.