Cuentan que hubo una época en la que los bosques de la península ibérica eran tan frondosos que una ardilla podría haber pasado de los Pirineos a Cádiz saltando de rama en rama. Para Brigitte Vasallo, escritora, investigadora y agitadora cultural, la desertificación de España es inseparable de las políticas que han llevado a la despoblación del campo, a la destrucción de la vida rural y al empobrecimiento de los millones de personas que se vieron obligadas a emigrar a las ciudades durante el franquismo.

Queixa forma parte del nuevo proyecto de investigación de la Vasallo, a través del cual se propone recuperar la memoria de los hijos e hijas de esa gran migración y construir una genealogía que no pase por las lógicas de la alteridad. Y lo hace con la sencillez y contundencia que la caracterizan, al tiempo que reivindica el formato de conferencia escénica para prestarse a una suerte de escritura hablada o literatura oral. Para transmitir las historias de una generación que fue tildada de ignorante y analfabeta, hay que evitar la página escrita. La palabra que entona la Vasallo se coloca en el espacio público y en voz muy alta.

Su relato cuenta una contrahistoria de España: desde la Reconquista genocida hasta los negocios sucios de los Güell, o desde las políticas de género del franquismo hasta los museos de la inmigración, la artista destaca que el empobrecimiento del campo significó la destrucción planificada de todo un mundo, de una manera propia y valiente de existir. En Simbi en aigües astronòmiques, Inés-Sybille Vooduness ensaya una forma radical de entender la diáspora desde la distancia geográfica, mientras que la Vasallo dibuja el paisaje efímero —trazado con agua y yeso— de una diáspora que nos cae mucho más cerca y que tiene menos que ver con el espacio que con un mundo al que no podemos volver.

«Nos merecemos belleza», insiste la Vasallo. Belleza y comunidad. Es por ello que esta Queixa quiere ser, sobre todo, como un cuento narrado en voz alta, que en esta ocasión se adaptará específicamente a Terrassa. Así como Selva coragem del Teatro do Frio nos anima a construir un sentido colectivo del coraje, Queixa también ofrece el espacio de una reunión para reimaginar quiénes hemos sido, quiénes somos y quiénes podemos llegar a ser.