Un rayo láser corta el cielo desde el patio de la Casa Soler i Palet. Se trata de una espectacular instalación de Jou Serra que relaciona luz, género y cuerpo. Más allá del poder físico de la pieza, vale la pena prestar atención a la investigación que la sustenta: una investigación que ha llevado a Jou hasta la Edad Media y el Renacimiento para descubrir que la luz y el género están mucho más vinculados de lo que creemos.

La representación del mundo es una invención. No hay una sola forma de verlo o representarlo, y la perspectiva pictórica que hoy nos parece la forma más natural de entender el espacio habría sido totalmente incomprensible para una observadora medieval. De hecho, el gran invento del Renacimiento (o la gran estafa, según cómo se mire) fue el punto de vista único (olvidaos del «según cómo se mire», solo hay una forma correcta de mirar). Todas las creaciones ópticas que empiezan a triunfar en el Renacimiento (la perspectiva, las lupas y muchas más tecnologías) no solo se basan en un punto de vista único, sino en un solo ojo, una sola idea. La realidad renacentista es ciclópea o bizca.

Pero cuando la luz, aparentemente blanca, toca una materia que la divide, aparecen todas las frecuencias que la contienen y que se nos vuelven visibles a través del color, como el arcoíris. El fenómeno de la difracción nos ayuda a entender cómo, igual que la luz, el género es un invento naturalizado, y que la realidad del cuerpo y la materia es mucho más que binaria o monoscópica. A base de estar infrarrepresentado, todo este espacio intermedio termina siendo inimaginable. Y de aquí nace Range in between, del deseo de representar lo que a menudo se ha pensado (y dicho) que no podía existir.

El medio elegido por Jou es la luz concentrada de un láser, un cuerpo de luz que acaricia una superficie y baila sobre ella. Así como Nilo Gallego profundiza en la fisiología auditiva para entender el sonido, Jou se aproxima al ojo como una tecnología para ampliar las posibilidades de cómo miramos.