SOBRE EL PROYECTO

Cuando vemos una sombra tendemos a volvernos para ver qué la produce. A veces lo que la produce no es algo concreto, no es un cuerpo, tal vez sean varios, o ninguno, tal vez esté operando en la interfaz de la memoria, o de la alucinación, o del deseo, o del amor. Este trabajo olvida la causa para centrarse en la sombra como fuente de movimiento y quedarse en lo que ésta produce. 

Una nueva imagen, un fenómeno que ya no es el cuerpo que la genera, sino que es ella misma otro cuerpo, un cuerpo siempre en relación con la luz, la superficie sobre la que se proyecta, así como con los cuerpos distantes que se encuentran en ella. “No ser ni la sombra de lo que se fue” pretende ser un proceso de creación abierto a través de una serie de aperturas, entrevistas y podcasts a varias voces, para crear comunidades efímeras que se reúnan bajo la sombra. 

Este proyecto contempla tres líneas de investigación: la primera se basa en la producción coreográfica de sombras que liberan a los cuerpos de su identidad y proponen una transformación en contacto con otros cuerpos, otras tecnologías, otras superficies, interfaces,… La segunda se centra en las regiones de los cuerpos que quedan en la oscuridad, y muy especialmente en el aparato fonador del cuerpo humano que produce la voz, sin que le entre la luz y que al igual que la sombra, escapa del cuerpo. Una voz que sale de un cuerpo con la boca cerrada, en una especie de ventriloquia del propio cuerpo. Y la  tercera línea de investigación busca un acercamiento a través de entrevistas a determinados cuerpos y realidades que operan desde la sombra ya sea por falta de visibilidad, por dobles identidades o porque necesitan la sombra para producir. 

Con el fin de no pensar que el final de una investigación es su estreno o su inauguración, se realizarán una serie acciones a lo largo de la creación para generar encuentros con el público y con distintos agentes de la ciudad.

SOBRE LA CREADORA: 

El trabajo de María Jerez se sitúa entre la coreografía, el cine y las artes visuales. Desde el año 2004 realiza piezas que exploran la relación del arte con el espectador como un espacio donde los modos de representación pueden entrar en crisis. Más allá del interés en sus primeras piezas por las convenciones teatrales y cinematográficas, y la comprensión implícita del espectador de las mismas; en sus últimos trabajos busca cuestionar esta relación abriendo espacios de potencialidad a través de encuentros con aquello que encontramos extraño y ajeno. Su trabajo más reciente insiste en la performatividad del encuentro como espacio de transformación. En este proceso el “otro” se aloja en uno mismo, estableciendo bordes difusos entre lo conocido y lo desconocido.